31 de octubre de 2008

textos para actividades 05

PAVESE O EL PROFUNDO RESPETO

“La fuente de la poesía es siempre un misterio, una inspiración, una conmovida perplejidad ante lo irracional, una tierra desconocida” C.Pavese.

Cesare Pavese. Nacido el 9/12/1908 en Santo Stefano Belbo, se quita la vida en un cuarto de hotel de Turín el 27/08/1950.

Vida que dedicó a plasmar en belleza el sentir de su pueblo, ya del pueblo campesino que lo vio crecer o el de la urbe provinciana: Turín.
Creciendo en un medio inhóspito para el desarrollo de su profundo humanismo: el fascismo que llegó a encarcelarlo entre mayo/35 y marzo/36, como opositor político. Un medio altisonante y pomposo al que supo oponer su palabra cargada de sensibilidad ante el dolor y la alegría que componía su pueblo. La obra artística suele ser la mejor arma y la más perdurable contra las tiranías, ese “arma cargada de futuro”.

Veranillo de San Martín, un poema de Laborare Stanca (porque aquella gente trabajaba duro y, trabajar cansa, más allá de toda idealización o pretensión fascista de sociedad pura y feliz) una muchacha trabajadora de la urbe conversa, son sus palabras cargadas de frustración contra la ciudad que la encarcela, sólo contra esa ciudad enajenante, no la ciudad misma de la que dice “Sería tan hermosa Turín –pudiéndola gozar-/ solamente con poder respirar…”, junto con las palabras de la chica se enlazan las palabras reflexivas del poeta, no le contesta a ella, sino al poema.

Estudia en Turín y su tesis final es sobre Walt Whitman, nada menos que Whitman, el poeta de la democracia, el cantor de todos los credos y razas. Traduce mucha literatura Norteamericana, Melville, Dos Passos, Edgar Lee Master, Faulkner entre otros.

En “Propietarios” donde un cura campesino es trasladado a la ciudad y trabaja en un hospital entre moribundo o en “La puta campesina” el ojo de Pavese acaricia con amor a su gente sufrida, la chica que parece ‘ver’ en los olores del establo y del heno, y al cura que humaniza para convertirlo de “padre” a “hijo” pues asiste al entierro de su madre. Todos están allí, nadie está ausente.

Fue un torturado que miró el abismo de frente: “el único modo de huir del abismo es mirarlo y sondearlo y bajar a él” escribe en el oficio de poeta, diario íntimo que lo muestra de cuerpo entero. Sufrió de vida, sufrió de amor: “Sin embargo, al igual que es grande el artista que construye amoralmente un sólido mundo moral, gran amante es quien aporta una extraordinaria intensidad moral a cada uno de sus universos eróticos. El artista es siempre sincero consigo mismo, so pena de fracasar en su obra. El gran amante ídem…: son pena de no sentir su amor.” “Si una mujer no traiciona es porque no le conviene.” “Todo lujo hay que pagárselo. Todo es lujo; empezando por estar en el mundo” “Es posible no pensar en la mujer, al igual que no se piensa en la muerte” “…De jóvenes lloramos a una mujer, de maduros a la mujer”. Todos estos fragmentos de su diario, pero, el nos pidió, en un escrito antes de morir “que no cuchichiemos demasiado”. También en su diario escribió: “La religión consiste en creer que todo lo que nos ocurre es extraordinariamente importante. Nunca podrá desaparecer del mundo, por esa misma razón”.

“Mi parte pública la he hecho –lo que podía- He trabajado, he dado poesía a los hombres, he compartido las penas de muchos” El arte fue su misión humilde.

“Canción” poema que dice “Están ligadas las nubes a la tierra y al viento./ Mientras hay nubes sobre Turín/ será bella la vida…./ ….Ahora toda la vida/ son las nubes, las plantas y las calles, perdidas en el cielo” Su carácter sombrío no le impidió cantar a la belleza, campo o ciudad, como Keats tuvo presente que “la verdad es belleza, la belleza es verdad”

En su obra narrativa, como su poesía, sigue con fidelidad a su pueblo, esos hombres melancólicos a los que el trabajo cansa. Un profundo respeto nacido del amor a su gente.
Leemos en “Cesare Pavese” Antología esencial, ed. Fijando Vértigos, con selección, traducción y prólogo de Rodolfo Alonso. “Narrar es como nadar”, supo decir él mismo, aludiendo a los ritmos combinados del cuerpo y del líquido, con que el nadador se desplaza en su elemento, y también “Narrar es monótono”, por supuesto no en el sentido del aburrimiento, sino en el de la insistencia, de la persistencia en un tono, en un clima, que nunca es puramente verbal, aunque está hecho de lenguaje. El lenguaje hecho de palabras, las palabras de los hombres a las que él supo aludir cálidamente, sabiamente, como “esas tiernas cosas, intratables y vivas”

“El instinto” “El hombre viejo, desengañado de todo,/ desde el umbral de su casa, bajo el tibio sol,/ contempla cómo perro y perra dan rienda suelta a su instinto………Una mujer baja a la calle y se detiene a mirar; pasa el cura y se gira….”. Y no hace otra cosa que extraer lo “comprensible” en una fácil operación, allí está el hombre, sus instintos y el poeta lo expone de la forma más simple, ningún tono irónico, ni autocomplacencia del que se piensa, ingenuamente, trasgresor, que hay de nuevo sino aquello que siempre estuvo y el sol vuelve a iluminar. La mágica operación de alumbrar lo que nunca debió quedar sin luz, pero como quién, no ha tocado nada, como quién sembró y se fue, acto de la mejor literatura.

“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” quizás uno de sus últimos poemas, da un poco de escalofríos, pero “colma” la naturalidad “de esta muerte que nos acompaña/ de la mañana a la noche”. El suicidio como un no poder esperar más ese abrazo final, la amada muerte que se le parecía, mujer aquella que no lo engañaría ya más.


Amor por su paisaje de colinas, plantas y animales y todo un pueblo que forjó su lenguaje, su poesía, amor y conocimiento que no alcanzaría nunca para “entender”. Mujer, muerte, patria, infancia parecen muchas veces ser una misma cosa. “Encuentro”:
“Estas duras colinas que han hecho mi cuerpo/ y lo agitan con tantos recuerdos, me han abierto el prodigio/ de ella, que ignora que la vivo y no alcanzo a entenderla.”





......

HOMENAJE


UN POEMA DE MARIA TERESA ANDRUETTO


"Nada. Tengo un carbón en el cuerpo, brasas bajo las cenizas. Oh C., por qué por qué?"

27 de marzo de 1950 (noche) Diario.

C. Pavese


Entre mujeres solas hemos hablado de él
uno de estos días de marzo oscuros
contra el cielo rojo y de la tarde
en que mi padre lo vio pasando la caserma.
De las correas dos perros lo arrastraban
y una tristeza que no ha vencido
nadie. Il diavolo sulle coline acecha,
siembra de sangre estos lugares familiares.
Es el 45 y la guerra cansa.
Están en Piazza Cavour o en Superga.
En Torino, no en Le Langhe, ciprés
y casa sobre el borde de tu tierra. Mi padre
muerto me dice al oído “he pasado Stupinigi
hacia mi pueblo” y el dolor se desvincula
del ansia y subsiste solo en el alma. El otro
se llama Cesare y escribe sobre las cosas
que nos suceden a todos cuando volvemos
y no encontramos nada. Mi padre
es partisano, un partisano de Ghío
y ha cumplido veintitrés. Antes que cante
el gallo me dará esas voces
que se oyen desde lejos, el eco
en la colina. Están cerca las tierras fértiles,
sitios que no son un lugar entre los otros
sino un aspecto de las cosas ahora desvastadas.
La ciudad era como un lago de luz, se ha
vuelto gris, no tiene cielo. Alguna vez dirá
no escribo más, el lápiz cruzado
sobre el diario, y acabará el oficio
de vivir. No habrá qué hacer en la ciudad
vacía sino esperar y esperarás que llegue.
Dirás palabras no, si fuera un gesto. No
escribas más y ella vendrá, por esta calle
hasta el hotel mañana, ella vendrá
y tendrá tus ojos.

Pavese




........

DOS POEMAS DE PAVESE


El instinto

El hombre viejo, desengañado de todo,
desde el umbral de su casa, bajo el tibio sol,
contempla cómo perro y perra dan rienda suelta a su instinto.

Corretean moscas por su boca desdentada.
Su mujer falleció hace ya tiempo. También ella,
como todas las perras, pretendía ignorarlo,
pero tenía instinto. El hombre viejo husmeaba
-poseía aún dientes-, llegaba la noche,
se metía en cama. Era hermoso el instinto.
Lo que gusta del perro es su gran libertad.
De la mañana a la noche andorrea por la calle;
y ora come, ora duerme, ora monta las perras:
ni siquiera espera la noche. Razona,
como husmea, y los olores que siente son suyos.

Recuerda el hombre viejo la ocasión en que de día,
lo hizo como un perro en un campo de trigo.
Ya no sabe quién era la perra, mas recuerda el sol radiante
y el sudor y el deseo de no cesar nunca.
Era igual que en un lecho. Si volviese aquel tiempo,
querría hacerlo siempre en un campo de trigo.

Una mujer baja a la calle y se detiene a mirar;
pasa el cura y se gira. En la plaza pública
se puede hacer cualquier cosa. Incluso la mujer,
que tiene recato de girarse por el hombre, se para.
Hay tan sólo un muchacho que no tolera ese juego
y le asesto pedradas. Se irrita el hombre viejo.

De Trabajar Cansa
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos...
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas sola ante el espejo.
¡Oh querida esperanza,
también nosotros aquel día
sabremos que eres la vida y la nada!

La muerte tiene una mirada para todos.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como ver que emerge de nuevo
un rostro muerto en el espejo,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos al remolino, mudos.
De Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (póstumo)
Traducción de ambos poemas:
Carles José i Solsora

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