INSPIRACIÓN
HABLAN LOS POETAS PARA EL TALLER.
Un día le preguntaron a San Juan de la Cruz, el autor (acaso) de los mejorespoetas en lengua española, cómo hacía para escribir sus poemas. Contestó conhonradez y agudeza: "hijo, a veces me los sopla el espíritu y otras, losbusco yo". La respuesta me parece reveladora. La "inspiración" es una suertede pulsión o impulso a escribir lo que dicta una suerte de necesidadprofunda de uno mismo, a quien llamamos "el otro", "el espíritu", "eldaimon", según las épocas y las creencias. Pero la inspiración no essuficiente, es la primera combustión, la certeza de que uno escribe algo quecree necesario. Es nuestro yo en el espejo y puede revirarse en meronarcisismo. Después, está el trabajo, el ardoroso y rudimentario trabajo quees el doble invertido de nuestra experiencia con el oficio, y el precipitadode numerosas o múltiples lecturas. Escribimos con lo que leímos, o con esoslibros amados, a favor o en contra de ellos, pero más que nada buscando elrío ancho de la lengua, que se nos entrega parcialmente y que tal vezsolamente "dice" cuando pulsamos adecuadamente la verdad del idioma. Si lainspiración alude al yo mismo y tiende a lo autista, el trabajo es lapresencia del lector y todos los lectores, es la dirección del impulso, laflecha lanzada deseando el blanco. Un abrazo. Javier Adúriz
Seré breve. la inspiración existe. es más, la estoy esperando o buscando o tratando de encontrar. Después viene el trabajo, la elaboración. o, mejor dicho, cuando se está elaborando un poema, uno también está inspirado, así salga tres años después en el papel. No pasa sólo cuando está y se escribe en el momento. Tiene distintas, misteriosas maneras de aparecer. Para la corrección de un poema también hay que estar "bien", o"lleno de dios" como Bach decía. Irene Gruss
Hola Roberto. Aquí va la respuesta, la tomé del reportaje que me hizo García Helder hace tres años para Diario de Poesía:La inspiración, eso que hay de preverbal en el origen del poema, supone paramí una lenta maduración de la percepción. Lentamente me voy haciendosensible al color, al olor, a la textura de alguna realidad natural. Lalentitud lo es todo, estoy tentado de decir. En ese proceso de aprehensiónsensible, en un momento dado entra a tallar el lenguaje. El lenguaje tieneun papel muy activo cuando se hace cargo de la situación: modificaconstantemente las sucesivas intuiciones de lo natural que él mismo genera.Hay una intensa interacción entre la compenetración con lo natural y lavoluntad de escritura, entre poesía natural y poesía escrita, entreinspiración y tenacidad, entre sensación y pensamiento. Comienza a tomarforma una realidad —el poema— que guarda una relación flexible con sumodelo, que se perfila a sí misma a medida que se va construyendo,redefiniendo permanentemente su objetivo final. O sea que uno puede comenzara escribir queriendo captar la textura de una piedra, por ejemplo, y puedeconcluir escribiendo un poema donde la palabra piedra no figura en ningúnverso. Sin embargo, por lejos que me lleve la escritura, yo valoro el poemasólo en la medida en que percibo en él una realidad cifrada de la sensaciónque le dio origen. Si el lector percibe en mis poemas esa dimensión, siadvierte el proceso de transmutación a que ha sido sometida la sensación,comprenderá que lo que parece antiguo en ellos apunta, no tanto asalvaguardar el elemento tradicional de la poesía, como a la necesidad decondensar al máximo el valor de imagen de la sensación de la materia.Un afectuoso abrazo. Ricardo Herrera
Lo más fácil y lo que más nos olvidamos: por nada del mundo despreciar la inspiración, por nada del mundo rebajarla a mero dato revelado, trabajo e inspiración no se oponen.
rm
DEFINICION
CUATRO CUARTETOS
Little Gidding. part. 4
donde cada palabra esté en su casa,
ocupando su lugar para apoyar a las demás,
la palabra ni desconfiada ni ostentosa,
un fácil comercio de lo viejo y lo nuevo,
la palabra corriente, exacta sin vulgaridad,
la palabra formal, precisa pero no pedante,
el conjunto completo bailando juntos.
todo expresión y todas frase es un fin y un comienzo
todo poema es un epitafio.
Cada palabra esté en su casa. El poema es La Casa de la Palabra. nos habla de una línea de lenguaje con correspondencias, pero nos dice que ni desconfiada ni ostentosa, lo de desconfiado es un poco cerrado, puede apuntar a la búsqueda de lo certero, lo de ostentoso parece simple no querer hacer brillar al poema por el peso de una gran palabra. . El poema no depende de grandes palabras, sí lo opuesto –volvemos a la casa de la palabra-. Lo del fácil comercio de lo viejo y lo nuevo no parece limitarnos a tratar de ser pura y exclusivamente modernos, o provocativamente de vanguardia. La palabra corriente, por lo pronto está en contra del ejercicio de lo vulgar tanto como lo pedante, aquello que esté denotando que el poema busca notoriedad por el escándalo de lo bajo, y aquello de “el lujo es vulgaridad”. El conjunto completo bailando juntos retorna a la casa de la palabra. rm.
El Poema
El comienzo es una fortuita combinación
de palabras que estimulan la curiosidad,
la imaginación y el sentimiento. Después,
de las muchas posibilidades que se aglomeran,
la lógica elige una, tal vez arbitrariamente,
trazando así un esbozo. Y, en los estrechos
límites que quedan, el final muestra
la experiencia y la fuerza del artista.
Sin que esa secuencia cronológica
prejuzgue tampoco sobre su respectivo lugar en el poema.
Athos Dimulá 1921-1985
Poeta Griego. Traducción
Horacio Castillo.
Los dos primeros versos parece que nos definen su idea de inspiración que la relaciona con lo fortuito, fortuito para lo cual se debe estar preparado: conviene nunca perder la desatención. Luego habla de Imaginación y sentimiento, el intelecto y los sentidos, ojo, el sentimiento solo puede no servirnos, no hay hincha de fútbol que no diga que su club es un sentimiento, por otra parte sentimiento no es un valor en sí pues el odio es un sentimiento, yo hubiese dicho emoción, me gusta más. Todos tenemos sentimientos, pero la emoción esa elevación sobre el nivel medio de nuestra percepción, ese salto que bien puede ser puerta del poema. La lógica elige, la razón se hace presente. Al final cuando nos dice que “esa secuencia cronológica/ prejuzgue tampoco sobre su respectivo lugar en el poema”, parece decirnos que la inspiración puede llegar después, esto nos lleva a la teoría del poema malo (una mala teoría que inventé), los muchos poemas malos sirven para encontrar al poema bueno. El poema bueno le debe su vida a los poemas malos.
Si una tribu prehistórica que conociese el fuego tuviese que explicarlo a otra que no lo conociese, no habría explicación, debería mostrarles el fuego, por eso que no hay definición que venga al caso, cuando hablamos de poesía, si poseemos el fuego debemos mostrarlo para hacerlo entender, todos somos una y otra tribu según la circunstancia, queremos saber, queremos dar a conocer. Vaya esta Mínima muestra de algunos poemas argentinos contemporáneos que a mí personalmente me gustan.
MINIMA
DESAYUNO
Esta mañana de verdad me bastan
pocas cosas, sabidas y preciosas:
el humo y el sabor del café negro
en el tazón azul sobre la mesa;
entreoír la presencia
de la mujer y de los hijos
en la respiración acompasada
que late en las habitaciones;
las ventanas de par en para abiertas
a la luz y los árboles de octubre,
y ahora, hace un instante, descubrir
esos brotes primeros del geranio
rojo que traje de la casa blanca,
del patio aquel donde jugué de chico.
PABLO ANADON
pablo_anadon@yahoo.com.ar
El tema simple, todo aquello que tiene pocos o ninguna posibilidad de convertirse en poema. rm.
PROTESTA DEL FAQUIR
No te me acerques, nene, -¿no ves?, esto es un arte.
¿Cómo que soy boludo? - ¿Te parece tan poco
vivir aquí sentado, -desnudo, hecho una estatua?
Tuerzo la boca, sí… -No quiero que me vean
hablando con un chico – mientras hago lo mío.
¡Las formas de la vida! – Posturas increíbles
para extrañar al mundo: - poses que harán historia.
¡Nada que ver! Payasos – son señores de circo,
tan respetables siempre. – Lo mío es milenario.
Nada me duele, nada. - ¡Un clavo es el dolor,
no esta alfombra de clavos, - la patria de mi orgullo!
¡A mí, a mí me importa! – Así es el arte, pibe.
No te me acerques, dije. - ¿No toques el turbante,
mirá que tiene caspa. - ¿Dónde está papi, nene?
¿Vos no vas al colegio? - ¿No te dijeron nunca
qué feo es escupir? – Las maneras urbanas…
¡Qué mocoso siniestro! - ¿Te parece bonito
decir esas palabras – delante de un anciano?
Reíte, sí, reíte, - ya vas a ver mañana
cuando el país te cague – y seas jubilado.
Andá, tenés razón, -soy un viejo de mierda…
Pedíle a tu papito – que te compre pochoclo.
Andá, que estoy cansado.- El aire es libre, nene.
Quiero vivir un poco.
Por Dios, esto es América.
JAVIER ADURIZ
javier_aduriz@yahoo.com.ar
Desarrollo a través del diálogo de una situación particular, la segunda voz es presumida por la primera que habla por sí y contesta. Denuncia social, trabajada de tal manera que el lector lo asimile casi al fin del poema, no el típico poema comprometido directo sino ese juego que captura lentamente. rm.
EL PECHO BLANCO, EL PECHO NEGRO
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
Al despertar tomaba el pecho blanco en su mano
y acercándolo a mis labios decía: Bebe, hijo mío,
y yo bebía una leche blanca, espesa, dulcísima.
Luego apretaba entre los dedos el pezón negro
y colocándolo en mi boca repetía: Bebe, hijo mío,
y yo bebía una leche oscura, infinitamente agria.
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
De día, sosteniendo el pecho blanco en su mano
como una paloma, susurraba: Es la luz del mundo;
y a la noche, mientras exprimía suspirando
el pecho negro, prorrumpía: Es la oscuridad.
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
A veces exponía el pecho blanco al sol
y escondiendo bajo su ropa el pecho negro
canturreaba: Esta es la leche que sacia toda hambre,
y su rostro se iluminaba con una sonrisa inmortal.
Pero mi boca buscaba otra vez el pecho negro
y tomándolo en su mano con piadosa resignación
lo ponía en mis labios diciendo: Bebe, hijo mío,
y yo bebía ávidamente la leche que da más hambre.
Mi madre tenía un pecho blanco y un pecho negro.
Horacio Castillo.
Sentido clásico, el tema sí es un gran tema, y está expuesto como una economía de grandes palabras. La reiteración aquí no desmerece sino que juega como parte del ritmo, cercano a un mantra, a una letanía. rm
PERAS
Había una rosca cubierta
de azúcar, una mesa con el hule
verde y una frutera de vidrio
(por la loneta de las cortinas, el sol
sacaba tornasolados color de ajenjo),
y había peras. Recuerdo los cabos rotos
y el punto negro que, en una de ellas,
hace el gusano. Sé que las dos teníamos
el pelo corto y unos vestidos
almidonados.
Después algo (quizás el viento)
sonó allá afuera y mi madre dijo
que acababa de pasar
Los Reyes.
María Teresa Andruetto.
tandruetto@arnet.com.ar
El trabajo de la memoria, la mirada fotográfica (Kódak, se llama el libro de donde fue extraído el poema) que capta ese instante. Sobriedad de estilo que deja mucho de resonancia, aquello que el lector se encargará de completar, casi lo opuesto a los poemas dos y tres.
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